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Los modelos son símbolos importantes para nuestra andadura en el Aikido, así nos los muestra nuestro Sensei Ishana con éste nuevo artículo, "El referente en Aikido," en él nos da una serie de claves basadas en su dilatada experiencia dentro del Arte.

        Nombra una serie de cualidades que debe poseer el referente al cual seguimos, lo siguiente que realiza es una catalogación de los distintos tipos de referente que hay en Aikido, también plantea una serie de interrogantes, como pueden ser: ¿Para qué sirve un referente? O ¿qué se hace si el referente está muerto?

        Muchas veces seguimos a alguien pero no sabemos exactamente por qué, esto suele pasar mucho al comienzo del estudio del Aikido, nos vinculamos por afectos o gustos, luego, ya cuando tenemos un mínimo de conocimiento las cosas pueden cambiar al interrogarnos sobre nuestra unión con un determinado referente.

        Esperamos que con ésta nueva aportación de nuestro Sensei y de nuestro Dojo, invite a la reflexión sobre nuestro lazo con el modelo al cual seguimos.

        

"Nunca vamos a ser capaces de volar tan alto a menos que nos apoyemos unos a otros."

Emma Watson.   

        El ser humano es gregario o semigregario por naturaleza, pero como en la vida natural, los seres tienen líderes a los cuales los demás siguen porque está en juego la sobrevivencia del grupo, y hay infinidad de ejemplos en el mundo natural, como pueden ser las abejas, los delfines, los lobos, los elefantes, etc. donde se ve como juntos se subsiste mejor.

        Los logros del progreso entre los humanos, han sido porque a lo largo de la historia se ha tomado como referentes a personas para desarrollar y mejorar cualquier campo de la sociedad en la que se vive.

        En el mudo del Budo, como no podía ser de otra manera, se sigue el mismo patrón, las generaciones de practicantes siguen a su referente para proyectarse a un mejor desarrollo, y cada una mejora y perfecciona el Arte para hacerlo cada vez más rico y más sutil.

        Lo primero que hay que tener en cuenta es que para ser un referente hay que sobresalir por: el trabajo realizado en el Arte; tener una trayectoria larga donde se ha demostrado el buen hacer en la disciplina, y si es aportando una forma particular de ejecutarla, enfocarla o dirigirla mucho mejor; tener un gran poder de motivación y de comunicación para poder volcar el Arte en las generaciones venideras; ser capaz de tomar decisiones y de gestionar las crisis, sean éstas de enseñanza u organizativas; saber dar apoyo y motivación a los que le siguen. Con todo eso se consigue ganar el respeto y la credibilidad de muchas personas, las cuales le dan soporte y ayuda para juntos seguir proyectando el Arte.

        Todo esto tiene que estar sustentado por:

        Una gran confianza en sí mismo.- Esto no se debe confundir con ser un ególatra, ¡son cosas muy diferentes! No se puede ser un referente y estar dudando de todo, y máxime, cuando se tiene la responsabilidad de guiar a otros en la formación.

        Tener la capacidad de tomar decisiones.- Se relaciona con lo anterior, así que hay que tener aplomo para tomar las decisiones correctas sin vacilar, eso implica tener criterio para ello y siempre sin perder la visión de que lo que se haga es por la mejora del Arte y la buena evolución y el beneficio del alumno.

        Cuando a simple vista las cosas son buenas, los que observan las actuaciones las aceptan sin más, pero cuando las cosas no son tan buenas y los espectadores carecen de visión para comprender lo que hay más allá, siempre se está expuesto a la crítica mordaz e incluso al cisma, pero eso no nos debe coartar para actuar con ecuanimidad y con Hara, en circunstancias así cobra peso el carisma y la autoridad como líder del referente.

        

        Ser comunicativo.- Siempre habrá estudiantes que vean todo mal, pero la comunicación es la clave para hacer entender al discípulo las razones porque se toma tal o cual decisión sobre él, sobre la disciplina, sobre el proceso, sobre la metodología, o cuando se hace la transmisión del legado de la enseñanza.

        Por otro lado, es importante por parte del alumno que sepa valorar la comunicación cuando se utilice el silencio.

        Muchas veces es la herramienta adecuada para que pueda tener una comprensión real del asunto, porque la palabra no va a surtir el mismo efecto, en cambio, el silencio del referente es más revelador que cualquier palabra que se le diga, por muy bien dicha que esté o lo bien que se haya empleado. Recordemos que éste aspecto es una herencia del Budo proveniente del Zen.

        El silencio para el discípulo despierto, es una invitación a realizar una introspección de su comportamiento y de su evolución, y la revelación tiene más efecto y es más rica que cualquier charla. Esto es extensible tanto al comportamiento del alumno, a la transmisión del Arte, como con el trabajo con la técnica.

        En la parte organizativa, la comunicación inmediata es imperativa para llevar a buen término la empresa emprendida.

        Tener autocontrol emocional.- Es un buen ejercicio de ecuanimidad -Fudoshi-, que no solo se tiene que ejercitar en la técnica, en el campo que nos ocupa, no hay alumnos preferidos o no preferidos en la transmisión de la enseñanza cuando los discípulos tienen la actitud correcta.

        Un control emocional para hacer el justo reconocimiento del trabajo y del esfuerzo de las personas, es fundamental para avalar la credibilidad del referente y catapultar al alumno a estadios superiores.

        Hoy en día para muchos "referentes", hablo de personas que son miembros o líderes en una organización de Aikido, éste es un punto donde da lástima verles, porque carecen de él, y la razón es que están dando dádivas en forma de grados o el derecho para que otros los otorguen sin merecerlo, o sin tener la capacidad para avalarlos, simplemente lo hacen por mercantilismo, eso nos daña muchísimo y deteriora la imagen, el nivel y la credibilidad de todos los aikidokas como del propio Arte.

        Otra de las cosas que hay que contemplar en este tipo de actuaciones es la entropía que va causando al Aikido, porque si los responsables de formar ya están deformados, está claro que el resultado de los que aspiran a formarse será catastrófico, de ahí mi constante insistencia de que hay que cuidar mucho con quien y el entorno donde uno se quiere formar.

        Trabajar más que los demás.- Es una cosa que se suele desconocer, y lo que el común piensa es que son los alumnos responsables de las determinadas áreas los currantes, pero eso no se ajusta a la realidad, el referente es el modelo donde los demás se miran para crecer, donde se acude cuando hay problemas, donde se pide consejo para enfocar algún aspecto de la enseñanza al igual que de tal o cual proyecto, es la imagen pública que representa al Arte en el ámbito donde se imparta la enseñanza.

        Como se puede ver, la presión es grande en muchos campos y hay que tener un buen centro para poder soportar toda esa carga.

        Saber desarrollar la planificación y la organización en el Arte.- En éste apartado junto con el equipo que le acompañe, es donde el referente tiene más trabajo en dos dimensiones:

        En la enseñanza, es una parte que solo le corresponde a él, porque es el responsable de transmitir lo heredado y tiene el deber de proyectarlo hacia el futuro, y eso es una obra titánica y muy solitaria.

        Aquí también hay que nombrar el mantener y transmitir el correcto espíritu, que en muchos casos es lo más difícil, porque supone un trabajo más pesado que el de impartir la enseñanza o supervisar la realización de una actividad.

        

        En la parte organizativa, es un campo donde normalmente se está acompañado por un equipo para cubrir las determinadas áreas del evento, como puede ser: ver la producción para llevar a cabo la actividad; diseñar los objetivos que se quieran conseguir; a qué estudiantes se va a dirigir para ver el nivel de trabajo que se va a realizar; planificar el presupuesto; ver la viabilidad de las fechas y de los horarios; diseñar el protocolo a seguir para que el proyecto se desarrolle correctamente; ver la estrategia a seguir para que haya las menos dificultades posibles;

        la divulgación del evento en todos los campos, esto es, publicitarlo para informar de su realización, como la conclusión del mismo; la gestión de la burocracia necesaria para su realización; buscar y gestionar actividades complementarias a las del evento, en especial para los acompañantes; tener en cuenta los diferentes tipos de público que van a asistir: practicantes, acompañantes, visitantes, invitados, autoridades, etc.; servicios de restauración y de catering, y al final, recapitulación sobre el evento para sacar las conclusiones pertinentes y ver si se hace más ediciones o se concluye con la realizada.

        Como se puede apreciar por lo expuesto en los dos campos anteriores, el trabajo es intenso en ambos, claro que se puede y se tiene que delegar (también es una parte de la enseñanza para el alumno), pero aún así, hay mucho trabajo que realizar para hacer las cosas con dignidad, rigor y profesionalidad.

        Tener carisma.- Un referente sin carisma es un monigote con suerte, que los hay en Aikido, ¡así es la vida a veces!

        El magnetismo del carisma junto con la sapiencia en el Arte, es lo que dota al referente de ese halo que nos atrae, yo también añadiría su coherencia, porque no siempre el carisma va orientado en un sentido positivo, de ahí lo de monigote de antes, también hay truhanes que lo utilizan para lucrarse y estafar a las personas. No debemos olvidar nunca el sentido común y fijarnos más en los hechos y los comportamientos que en lo que nos dicen, porque el verbo es manipulable, se puede maquillar o modelar para engañarnos.

        El poder de persuasión debe estar abalado por el ahondamiento en la Vía, y no por la prestidigitación de un estafador.

        Ser agradable y educado.- No está reñido el ser recto y severo con ser agradable, educado, ameno, cariñoso, simpático y alegre. Cuando se trabaja en equipo son cualidades imprescindibles, que por otro lado, para un budoka es una asignatura obligatoria el saber ser y saber estar.

        Un talante afectuoso y afable siempre es más integrador y motivador que uno huraño y distante. Por otro lado, es mucho más productivo e integrador para llevar a cabo cualquier fin.

        Ser empático.- Es una de las claves para un referente, porque hay que comprender a las personas para aprovechar más su potencial y fomentar su desarrollo.

        La empatía tiene un poder transformador para ambas partes:

        Facilita la conexión emocional, aspecto clave para ir todos en la misma dirección.

        Es una herramienta muy útil para aplicar la ecuanimidad.

        Aumenta la credibilidad del referente haciendo que sea más respetable y creíble.

        También se relaciona con el primer punto, porque aumenta nuestra autoconfianza.

        Es un aval de la generosidad, porque va implícito en la empatía.

        Fortalece y consolida los vínculos, cosa imprescindible para progresar y hacer escuela.

        Siempre es más fácil construir con empatía que con brusquedad, que por otro lado es la filosofía central del Aikido, la de unir y hermanar con fraternidad para la superación conjunta.

        

        Ser cooperativo.- Como acabo de decir, lo que cuenta es la suma, no la división. Si un referente no está para cuando se le necesita, habría que preguntarse, ¿para qué está? Y ¿para qué se le sigue?

        También hay que aclarar que una cosa es ayudar, auxiliar o favorecer y otra muy distinta es que las personas lo confundan con un consultor sentimental, o el que quiere colgarse con una dependencia emocional negativa, que muchas veces se confunden las cosas, en especial, cuando el contacto es muy cercano.

        Ser justo.- Tiene una relación directa con tener criterio, tanto en la toma de decisiones como en el bagaje de la enseñanza. Sin ésta cualidad todo es propenso a la división, al conflicto y es cuando nacen las crisis tan perjudiciales para los colectivos.

        Tener responsabilidad.- Un referente irresponsable no es un referente. Es otras de las cargas pesadas que hay que saber llevar, y está estrechamente ligada con el apartado de trabajar más que los demás.

        La responsabilidad implica: transformación del comportamiento tanto propio como de los que inspira, dotar de poder al discípulo, y hacer comprender la responsabilidad que se tiene sobre el uso y la aplicación de la disciplina que se practica.

        En última instancia, el referente es el responsable del conjunto, tanto para lo bueno como para lo malo.

        Ser optimista.- Es una faceta que hay que cuidar constantemente, primero porque es el que tiene más experiencia, segundo, porque tiene la visión clara de dónde hay que ir y cómo se llega.

        El optimismo está estrechamente relacionado con la predisposición, la actitud y el talante.

        Tipos de referente.- Está claro que el referente principal en nuestra disciplina del Aikido es O Sensei (Morihei Ueshiba, fundador del Aikido), luego, en genealogía descendente le sigue aquellos alumnos procedente de él, que es de donde parten las diferentes ramas y formas de hacer Aikido, hasta entroncar con el Dojo donde uno se forma o se ha formado, dando continuidad al linaje en el Arte.

        A partir de los Uchideshi (alumno que estudia de manera interna con el maestro) de O Sensei, los aikidokas nos solemos mover en diferentes entornos e incluso algunos en disciplinas distintas al Aikido, que se utilizan como complemento a la formación que se recibe del referente. Esto es muy típico en el Budo, es una cosa que el mismo O Sensei hizo en su momento, que por otro lado, es una parte importante de la educación, recuérdese el proceso de Shugyo.

        ¿Pero para qué sirve un referente?

        Es la persona que nos inspiran para actuar y para progresar en el Arte, tenemos que distinguir entre grandes arquetipos, que son aquellos que queremos imitar por el Aikido que desarrollan o han desarrollado, y los pequeños referentes, que son los Senseis de cada Dojo, que es el patrón más inmediato para asimilar la forma y el espíritu del Arte, y es la guía para no perdernos hasta completar nuestra educación y que llegue la emancipación. Eso significa que nos formamos día a día y en multitud de circunstancias, tanto en la técnica como en las organizativas, por lo tanto, es el modelo para el progreso, al cual hay que escuchar con mucha atención, observar con una gran concentración, copiar para dar continuidad al trabajo que plantea e imitar para poder comprender - realizar con el cuerpo, porque lo siguiente que nos espera es legar lo recibido, dicho de otra manera, proyectarse en el futuro con todo lo que nos han transmitido más lo que nosotros podamos aportar.

        

         ¿Y qué pasa si el referente ya ha muerto?

        Aquí hay que distinguir varias cosas llegados a éste punto:

        El Aikido que queremos realizar (porque no todos los Aikidos son iguales y cada aikidoka busca el entorno que vaya más con su estructura mental) nos puede llegar con un referente vivo o de otro que ya no se encuentre entre nosotros, en éste último caso siempre habrá exponentes de esa misma línea discipular que nos lo presenten para seguir desarrollándolo.

        Por otro lado, está si es joven o un anciano de avanzada edad, decir aquí que joven se entiende por una persona que se haya desarrollado en el Arte como mínimo con una trayectoria de 30 años de experiencia. Es obvio que no es lo mismo una enseñanza transmitida de una persona con una edad física de 40 años, que de una que tenga 70 años, porque aquí se pueden plantear algunos problemas, me explico:

        Si tu referente para tu evolución es un anciano y tú eres joven e imitas el Aikido de un anciano, cómo te estás desarrollando en los distintos estadios de evolución si te saltas su proceso. Una cosa es imitar la sensación, el sentimiento, la sutiliza, el Kihon y otra muy distinta copiar los gestos de un anciano que nada tienen que ver con la forma, y yo metería la mano en el fuego de que esa forma copiando los gestos de un anciano no tiene contenido, que sería más un remedo, quizás por un vínculo emocional o una actitud de peloteo, pero carente de centro, de forma y de contenido.

        Otra de las cosas que se ha de valorar aquí, es la atención del referente sobre el alumno, cuando le ve realizando cosas que no son de su nivel y se lo permite, eso desde mi punto de vista es una gran falta de responsabilidad. Visto desde otro ángulo opuesto, también lo sería cuando le observa que necesita cosas para avanzar y no se las muestra para dar impulso a su evolución, con referentes así yo tendría cuidado, o simplemente no les seguiría.

        Por otro lado, la condición corporal de un anciano de 70 años no es la misma que la de un joven de 20 años, porque lo más probable es que el anciano ya tenga un Aikido sin forma, pero al estudiante de 20 años se le hace imprescindible la forma con contenido.

        Otro ejemplo viéndolo desde los estadios de evolución, un abuelo del Aikido seguro que lo realizará desde un estadio gaseoso, es decir, hay que recordar aquello de: "¡está, pero ya no está!", en cambio, para un mozalbete tiene que realizar un trabajo sólido y compacto para adquirir Tanden, Hara, arraigo, Kamae, etc., y la razón es muy simple, como se va a renunciar a la fuerza si no se conoce, es uno de los grandes problemas de hoy con los "aikidos" coreográficos, que están desprovistos de contenido y son una ficción en el espacio, y bajo mi punto de vista, muy alejado de lo que es un Budo.

        La inspiración que podemos sacar de un referente muerto puede ser muy grande, e implica mucha reflexión, hacer una búsqueda muy exhaustiva, hacer muchas pruebas, cometer muchos errores, actuar con discernimiento, para llegar a la vivencia del modelo que se observa. Hoy en día por fortuna, tenemos muchos documentos audiovisuales para apoyarnos en ellos y hacer un seguimiento cercano a lo expuesto por el referente ausente. Pero no debemos olvidar nunca la enseñanza presencial, a través de discípulos del referente consolidados en esa forma de ver y de trabajar el Arte.

        También hay que considerar que puede ser referente un Dojo por su forma de impartir la enseñanza, por el desarrollo de las personas que estudian en él o cualquier otra razón vinculada a éste apartado; se puede dar el caso también, ser referente un método particular para enfocar el Arte y de ésta manera hacerlo llegar a los estudiantes con una mejor didáctica, porque es obvio que no todos los métodos son iguales, ni se consigue los mismos resultados para el progreso de los alumnos.

        Es imprescindible tener un referente donde mirarnos hasta llegar a realizar el Arte con propiedad, y yo creo que aún así, siempre se mirará hacia atrás de vez en cuando para seguir proyectándose hacia adelante. Ahora mismo son muchos los recuerdos que me asaltan de grandes Senseis con los que he estudiado, que en un determinado momento les oí decir, "He estado viendo a tal o cual Sensei y llevo meses reflexionando sobre tal o cual técnica, o sobre lo que me dijo en tal o cual circunstancia". Eso significa que el vínculo nunca se pierde por mucho que lleguemos a desarrollarnos.

"Si el alumno no supera al maestro, ni es bueno el alumno, ni es bueno el maestro."

Proverbio chino.   

Ishana Pérez.

Aiki - Publis del mes de Abril de 2019.

         Editorial relacionada con el artículo:

     Ser capaz de salir del rebaño.

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